Es incómodo enfrentarse a ello, pero hay que hacerse la pregunta: «¿Eres un idiota útil en la propagación de la dañina radiación electromagnética artificial?». La expansión desenfrenada de CEM sintéticos no es un mero subproducto del progreso; es indistinguible de una forma silenciosa de guerra, una batalla encubierta librada a plena vista.
El aspecto más insidioso es cómo se nutre de la ignorancia y la negación. Si permaneces pasivo, aceptando estos CEM omnipresentes como parte inevitable de la vida moderna, eres cómplice. Hay mucho en juego y el coste de la ignorancia es elevado.
Confiar ciegamente en la fachada de la comodidad sin cuestionar el impacto en su salud y bienestar es convertirse en un cómplice involuntario de su propio declive.
Este ensayo pretende explicar por qué el término idiota útil describe a la perfección este estado de complicidad pasiva y explora cómo la historia y la literatura nos han advertido durante mucho tiempo de los peligros inherentes a ese papel.
¿QUÉ ES UN IDIOTA ÚTIL?
El término idiota útil se refiere tradicionalmente a individuos que, aunque ingenuos o inconscientes, colaboran en la propagación de ideologías dañinas o destructivas.
Aunque a menudo se atribuye a Vladimir Lenin, hay pocas pruebas de que fuera él quien acuñó la frase. No obstante, el concepto se ha vinculado históricamente a la forma en que los simpatizantes occidentales apoyaron la propaganda soviética, creyendo que estaban ayudando a una causa noble mientras que, sin saberlo, facilitaban la caída de sus propias sociedades.
Este arquetipo ilustra el poder de la manipulación y el autoengaño a la hora de promover agendas perjudiciales bajo la apariencia de progreso o interés compartido.
El idiota útil actúa desde la ignorancia o la ceguera deliberada, lo que permite a los arquitectos de sistemas destructivos imponerse con una resistencia mínima.
EJEMPLOS EN LA LITERATURA DE FICCIÓN
1984, de George Orwell, capta magistralmente los peligros de la complicidad a través de la ignorancia. Winston Smith, el protagonista, trabaja para el Ministerio de la Verdad, reescribiendo la historia para adaptarla a la narrativa del régimen. Aunque Winston acaba dándose cuenta de la manipulación, representa a los innumerables individuos que apoyan incuestionablemente el sistema, asegurando su supervivencia.
Estos «idiotas útiles» mantienen la estructura de opresión, racionalizando su participación a través de narrativas normalizadas de lealtad e inevitabilidad.
El control del Partido depende no sólo de los abiertamente leales, sino también de aquellos que, incluso inconscientemente, contribuyen a la maquinaria de desinformación y control.
Rebelión en la granja, de Orwell, ofrece otro ejemplo profundo. Los animales, inicialmente unidos en su causa revolucionaria, se convierten gradualmente en peones del ascenso al poder de Napoleón. Boxer, el caballo trabajador cuyo lema es «trabajaré más duro», personifica al idiota útil. A pesar de ser testigo de incoherencias y traiciones, la fe ciega de Boxer en el liderazgo y su dedicación al trabajo perpetúan un sistema que, en última instancia, conduce a su perdición. Su ingenuidad y su confianza equivocada sirven de advertencia sobre los peligros de la lealtad incuestionable, mostrando cómo los participantes bienintencionados pueden, sin saberlo, apoyar sistemas perjudiciales.
Un mundo feliz, de Aldous Huxley, ofrece una visión escalofriante de cómo la diversión y la estimulación se utilizan como herramientas de control.
Los ciudadanos del Estado Mundial están condicionados a abrazar un estilo de vida hedonista y consumista, apoyando sin saberlo un régimen que suprime la verdadera libertad y el pensamiento crítico.
Personajes como Lenina Crowne encarnan esta complicidad; a través de su búsqueda del placer y la evitación de la incomodidad, actúan como los mayores partidarios del régimen.
Son idiotas útiles porque no cuestionan las estructuras tecnológicas y sociales que les rodean, sino que aceptan el entorno sintético como un hecho, contribuyendo a su expansión y normalización.
CONTEXTOS MILITARES Y DE INTELIGENCIA
En contextos militares y de inteligencia,
el concepto de «idiotas útiles» se alinea con varios términos relacionados que describen a individuos o grupos que, sin saberlo, ayudan a un adversario o socavan los esfuerzos de su propio bando.
- Uno de estos términos es agente involuntario, que se refiere a alguien que, mediante la manipulación o el engaño, actúa de forma que beneficia a un enemigo sin darse cuenta de las implicaciones más amplias de sus acciones.
- Del mismo modo, los individuos pueden ser descritos como peones, una metáfora tomada del ajedrez que destaca su carácter prescindible y su manipulación para servir a los objetivos de una entidad más poderosa.
- En las operaciones de inteligencia y psicológicas, estas personas también pueden clasificarse como activos colaterales, es decir, personas cuyas acciones se aprovechan para promover un programa, aunque no estén directamente implicadas o no sean conscientes de la operación.
- El término quinta columna se utiliza a menudo para describir a grupos o individuos de una población que, consciente o inconscientemente, trabajan para apoyar al enemigo, debilitando a su propio bando desde dentro.
- En la guerra de la información, un concepto relacionado es el de multiplicador de propaganda, que se refiere a individuos que difunden propaganda o desinformación enemiga, amplificando su impacto sin comprender que están siendo utilizados de este modo.
- Por último, el término apoderado de la información describe a alguien que, sin saberlo, difunde información engañosa o perjudicial elaborada por un adversario, sirviendo como herramienta involuntaria en la estrategia más amplia de la guerra de la información.
Aunque «idiota útil» es más bien un término político, estos términos relacionados proporcionan una comprensión más clara y específica del contexto de cómo los individuos pueden ser explotados sin saberlo en operaciones militares y de inteligencia.
NO EXISTE UN NIVEL SEGURO DE EXPOSICIÓN A LA RADIACIÓN
Neil Cherry, biofísico e investigador medioambiental, realizó importantes avances al establecer que
la radiación electromagnética en todo el espectro es un carcinógeno genotóxico universal omnipresente sin ningún nivel seguro de exposición conocido.
Su exhaustiva investigación apuntaba a impactos biológicos incluso a niveles muy inferiores a las actuales directrices de seguridad, poniendo en entredicho las garantías de la industria.
Cherry demostró que
los procesos celulares se ven alterados por la radiación de radiofrecuencia, lo que contribuye a posibles problemas de salud como el cáncer, los daños neurológicos y la rotura de cadenas de ADN.
Este trabajo es crucial para comprender que la aceptación ciega de la tecnología moderna de emisión de radiofrecuencias no es sólo un descuido, sino un desprecio temerario por la ciencia.
Cuando la sociedad descarta estos descubrimientos en favor de la conveniencia, refleja la ignorancia deliberada del idiota útil.
LOS ESLÓGANES FRENTE A LA CIENCIA
En mi propio trabajo como consultor independiente sobre CEM,
he visto de primera mano cómo poderosas industrias impulsaban la implantación de WiFi, Bluetooth y teléfonos móviles a pesar de la gran cantidad de pruebas científicas que advertían de los posibles daños.
El eslogan predominante, «No calienta, no daña», se utilizó para descartar cualquier preocupación que se extendiera más allá de los efectos térmicos, dejando de lado importantes investigaciones que indicaban lo contrario.
La promesa de una comodidad, diversión y estimulación sin precedentes impulsó la adopción masiva, eclipsando el análisis sobrio y la precaución.
La disposición de la sociedad a dar prioridad a la gratificación a corto plazo sobre la seguridad a largo plazo refleja la complicidad descrita por el término idiota útil.
LA LOCURA DE LOS ELECTRODOMÉSTICOS INTELIGENTES Y EL IoT
La rápida expansión de los electrodomésticos inteligentes y el Internet de las Cosas (Internet of Things = IoT) representa un nuevo nivel de entrega de la sociedad a los CEM sintéticos.
Cada dispositivo conectado aumenta el manto de emisiones de RF, agravando la exposición en hogares y comunidades.
Aunque se presentan como avances en la eficiencia y la vida moderna, estas tecnologías aceleran la propagación imprudente de la radiación electromagnética sin los controles adecuados.
La adopción masiva de estas comodidades, a pesar de sus riesgos a largo plazo, ejemplifica un estado colectivo de ignorancia voluntaria.
Al participar sin cuestionar las consecuencias, los individuos facilitan el crecimiento de una infraestructura dañina, alineándose con el arquetipo del idiota útil.
VIVIR EN UNA «ÁREA DE SERVICIO» ES MALO
Vivir en un «área de servicio» -una zona donde el servicio de telefonía móvil, WiFi y otras tecnologías de radiofrecuencia cubren el entorno- se ha convertido en sinónimo de comodidad moderna.
Sin embargo, esta normalización de la exposición constante nos coloca en un estado de aceptación de un entorno electromagnético artificial.
Se trata de un entorno diseñado para ofrecer la máxima conectividad, a expensas de la salud biológica y medioambiental. La proliferación de estas zonas de servicio revela la voluntad de la sociedad de aceptar importantes concesiones a cambio de comodidad, sin comprender ni considerar plenamente las implicaciones.
La elección de vivir en estas zonas sin tomar medidas para mitigar la exposición pone de manifiesto la complicidad pasiva que favorece la propagación de CEM sintéticos, por no mencionar el acto de utilizar estas tecnologías peligrosas o permitir que sus seres queridos lo hagan.
GUERRA ENCUBIERTA
La guerra encubierta, una estrategia diseñada para explotar las debilidades de un adversario utilizando métodos no convencionales, arroja luz sobre cómo pueden llevarse a cabo operaciones de forma difícil de detectar y aún más difícil de atribuir.
Uno de los rasgos distintivos de este enfoque es la negación plausible, es decir, la capacidad de quienes están detrás del ataque de descartar u ocultar su implicación, dejando a la población objetivo en la incertidumbre sobre lo que realmente está ocurriendo.
Este concepto puede ayudar a explicar por qué la difusión imprudente de CEM sintéticos no es sólo accidental, sino potencialmente intencionada.
EL PAPEL DE LA NEGACIÓN EN LA PROPAGACIÓN IMPRUDENTE
La negación es lo que permite que las tecnologías modernas proliferen sin apenas resistencia.
La confianza del público en la tecnología como algo inherentemente progresista protege a quienes despliegan estos sistemas del escrutinio.
Al igual que los creadores de Stuxnet se valieron de la negación plausible para evitar la rendición de cuentas, las partes interesadas en la tecnología inalámbrica despliegan tácticas similares.
Al integrar los dispositivos emisores de CEM en el tejido de la vida moderna y ofrecer garantías superficiales, crean un entorno en el que cuestionar la seguridad de estas tecnologías parece infundado, irracional o paranoico.
LA ELIMINACIÓN DE LA LEY SMITH-MUNDT LEGALIZA LA PROPAGANDA
La propaganda es una herramienta de guerra encubierta.
La Ley Smith-Mundt de 1948 se promulgó originalmente para regular la difusión de propaganda producida por el gobierno de Estados Unidos, garantizando que dicho material no estuviera dirigido a nuestros propios ciudadanos. Sin embargo, en 2012 se aprobó la Ley de Modernización Smith-Mundt como parte de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA).
Esta enmienda eliminó efectivamente la protección que prohibía el uso doméstico.
Los críticos expresan su preocupación por la posibilidad de que el gobierno de EE.UU. utilice los medios de comunicación y las herramientas de comunicación para moldear la opinión pública a nivel nacional, pudiendo influir en los ciudadanos sin su conocimiento.
GUERRA CIBERNÉTICA: EL GUSANO STUXNET
Un caso convincente de guerra encubierta con énfasis en la negación es el gusano Stuxnet. Descubierto en 2010, este sofisticado malware tenía como objetivo la planta iraní de enriquecimiento de uranio de Natanz, infiltrándose sutilmente en los sistemas de control industrial y provocando el mal funcionamiento y la autodestrucción de las centrifugadoras.
Lo que hizo especialmente eficaz a Stuxnet fue su sigilo: fue diseñado para imitar el comportamiento normal del sistema, enmascarando el ataque y permitiendo que persistiera sin detección inmediata. En un principio, los operadores de las instalaciones no se percataron de la filtración, lo que pone de manifiesto que las tácticas encubiertas prosperan en la oscuridad y la confusión. A día de hoy, aunque se atribuye ampliamente a actores estatales, la atribución definitiva sigue siendo difícil de conseguir, lo que ejemplifica una negación plausible.
Este tipo de ciberataque refleja la propagación de CEM sintéticos, en los que tecnologías aparentemente inocuas se integran en la vida cotidiana.
El despliegue de WiFi, torres de telefonía móvil y dispositivos Bluetooth suele ir acompañado de garantías de seguridad, a pesar de las contradictorias pruebas científicas.
Si esta difusión forma parte de una iniciativa estratégica más amplia, sigue el modelo encubierto: difícil de detectar, negable por su propia naturaleza y enmascarado como progreso.
El público, condicionado a creer en la necesidad y la inocuidad de estas tecnologías, se vuelve ciego ante el daño potencial,
de forma muy parecida a los operadores de las instalaciones iraníes antes de descubrir los efectos del gusano.
EJEMPLOS DE LA INDUSTRIA DEL TABACO
La negación también ocupa un lugar destacado en el ámbito de la propaganda.
La industria tabacalera de mediados del siglo XX es un ejemplo histórico de cómo se utilizaron las tácticas persuasivas para ocultar la verdad y crear dudas.
Mediante amplias campañas de marketing y el reclutamiento de profesionales médicos para promocionar los cigarrillos, las tabacaleras consiguieron presentar el tabaquismo como algo seguro e incluso beneficioso.
Simultáneamente,
trabajaron para suprimir y desacreditar los descubrimientos científicos que relacionaban el tabaquismo con graves consecuencias para la salud.
Este engaño estratégico se basó en la creación de un entorno en el que cualquier afirmación de daño pudiera negarse de forma plausible.
Al poner en duda las investigaciones legítimas y presentar el tabaquismo como una elección de estilo de vida normal, la industria mantuvo el control sobre la percepción pública durante décadas.
La comparación con el actual sector de la tecnología inalámbrica es evidente.
Eslóganes simplistas como «No calienta, no daña» se hacen eco de las garantías de la era del tabaco, desviando la atención de las preocupaciones legítimas planteadas por la investigación científica.
Este barniz de negación permite la continua propagación de los CEM sintéticos al tiempo que suprime el discurso público significativo o la concienciación sobre los peligros potenciales.
AYER Y HOY
Sí, literalmente ayer, visité a un cliente para una evaluación de seguimiento de su entorno electromagnético. Para nuestra sorpresa, había un nuevo e inoportuno invitado: una potente radiación WiFi que saturaba la cama de su hijo de 4 años y el aula de educación en casa adyacente.
Resultó que la costosa unidad de filtración de agua instalada dos semanas antes -sin que el propietario lo supiera- emitía una constante señal WiFi desde el piso de abajo, directamente debajo de la cama del niño.
El padre contó que, mientras el resto de la familia había contraído y se había recuperado de una infección respiratoria, su hijo no había experimentado la misma recuperación.
La cronología de la enfermedad coincidió con la instalación de la unidad de filtración. El padre estaba angustiado, incapaz de comprender cómo una empresa ostensiblemente comprometida con la salud podía instalar un dispositivo sin revelar sus emisiones de radiación de radiofrecuencia.
Estoy seguro de que la empresa consideraba el WiFi como una característica beneficiosa y no como una grave amenaza para la salud. Sin embargo, la ironía era inequívoca: introducir un producto destinado a promover el bienestar pero que, en cambio, ofrecía una exposición no consentida a las radiofrecuencias. El padre se apresuró a retirar la unidad y yo le proporcioné un blindaje temporal y seguro para reducir la intensidad de la exposición mientras tanto.
Hoy, literalmente hoy, he tenido consultas telefónicas con dos nuevos clientes. Ambos contaban historias que reflejaban mis propias experiencias y las de muchos otros con los que me he encontrado.
Los síntomas, el gaslighting médico, y la realización eventual que la infraestructura electromagnética juzgada «normal» infligía daño. Con los recursos agotados y en constante huida, intentaban desesperadamente recuperar su salud y/o el bienestar de sus seres queridos.
Estos momentos revelan las trincheras metafóricas en las que trabajo cada día, luchando en una guerra silenciosa que pocos reconocen. Ayudo a las familias, una a una, a avanzar hacia la recuperación de sus vidas. Esta realidad diaria da forma a mi conciencia y consolida mi creencia -reflejada hoy en mis opiniones- de que la imprudente propagación de CEM sintéticos ya no puede considerarse un mero accidente.
CONCLUSIÓN
La propagación imprudente de radiaciones electromagnéticas artificiales nocivas, cuando se analiza a través de la lente de la guerra encubierta, es más que un descuido del progreso tecnológico: es potencialmente un acto intencionado, encubierto en la negación.
Las tácticas más eficaces de la guerra encubierta, como se vio con el ciberataque Stuxnet y la propaganda de décadas de la industria tabacalera, prosperan en las sombras, donde el reconocimiento y la atribución son difíciles.
Pero el golpe más mortal no es el ataque en sí, sino no darse cuenta de que se está produciendo.
- La mitad de la batalla para revertir el envenenamiento electromagnético es técnica, e implica una evaluación precisa y una reparación eficaz.
- La otra mitad es lo que ocurre entre las orejas: reconocer que no se trata sólo de un subproducto desafortunado de la vida moderna, sino posiblemente de una infiltración orquestada diseñada para pasar desapercibida.
- Si la sociedad sigue aceptando la exposición sintética a los CEM como algo inofensivo e inevitable, seguirá siendo vulnerable y cómplice, sin saberlo, de su propio declive.
- La lección de la guerra encubierta es clara: la ignorancia o la negación son garantía de derrota.
- Comprender la verdadera naturaleza de la amenaza es el primer paso hacia la victoria personal y comunitaria.
- Sólo si vemos más allá de las garantías y los eslóganes de marketing podremos tomar medidas decisivas y recuperar el control sobre nuestro entorno y nuestra salud.
- Ser inconsciente es estar derrotado antes de que empiece la batalla; despertar y actuar es tener una oportunidad de victoria.
- Tome las riendas de su bienestar. Si aún no lo ha hecho, dé prioridad a una evaluación adecuada de los CEM de su hogar y empiece a hacer cambios informados hoy mismo.
Puedo ayudarle con esto.
La concienciación es la primera línea de defensa, pero la acción adecuada es lo que realmente le protege a usted y a sus seres queridos.
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AUTOR: Keith Cutter. FUENTE: Idiotas útiles. 21 de noviembre de 2024.