Mas de 200 científicos reunidos en Florencia hicieron una Declaración en la que piden que se detenga inmediatamente el uso de dos productos químicos antimicrobianos, el triclocarban y el triclosan, porque están haciendo más mal que bien a los seres humanos y el ambiente.
Basta ya de productos químicos antimicrobianos
Dos productos químicos muy apreciados por sus propiedades antimicrobianas se convirtieron en superestrellas de la industria.
El Triclocarban se utiliza en varios jabones, mientras que el triclosan aparece en miles de artículos de uso diario en todo el mundo, incluyendo lápices, ropa, artículos de tocador, juguetes y hasta colchonetas de yoga.
Los investigadores vienen planteando, desde hace tiempo, serias dudas sobre la eficacia y la seguridad de estos productos. Estas voces han culminado con la Declaración de Florencia, firmada por más de 200 científicos y profesionales médicos de todo el mundo.
Su afirmación, respaldada por extensas investigaciones, es que
estas sustancias químicas son ineficaces para salvaguardar a los consumidores y, en realidad, pueden plantear graves riesgos para la salud humana y el Medio Ambiente.
El texto completo de la Declaración de Florencia ha sido publicado en el último número de la emblemática revista del Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de los EEUU, Environmental Health Perspectives.
Perniciosos y tóxicos
Rolf Halden, director del Centro Biodesign de Seguridad Ambiental de la Universidad Estatal de Arizona y autor principal de la Declaración de Florencia explica que:
“el Triclosan es un producto químico que contiene dioxina, un potente y tóxico carcinógeno”.
Y agregó que:
“su empleo, la mayoría de las veces resulta ineficaz ante los gérmenes y lo que en realidad hace, es multiplicar los riesgos microbianos produciendo bacterias resistentes a los antibióticos que se prescriben médicamente.
Además,
aumenta la susceptibilidad a las alergias, persiste por largos periodos de tiempo y cuando se quema produce las formas más tóxicas de dioxinas conocidas”.
El Triclocarban es un químico
antimicrobiano empleado como jabón (en gel, pastilla, liquido, etc.) que, si bien no contiene dioxinas, puede transformarse en potentes sustancias químicas cancerígenas, como las cloroanilinas.
La investigación ha demostrado de manera convincente que
el lavado de manos, tal como lo practica el consumidor medio y con productos que contienen triclosan y triclocarban, no proporciona ningún beneficio adicional al uso de jabón y agua, y estos productos químicos están implicados en una multitud de efectos nocivos para la salud, incluyendo las alteraciones endocrinas.
El uso del Triclosan, en particular, sigue siendo generalizado y se halla en una amplia gama de productos de cuidado personal y de consumo, según Halden:
«Es un contaminante del aire, del agua y del suelo que se acumula en el Medio Ambiente y hasta está presente en la leche materna (en los EEUU, en el 97% de los casos).
Halden, que también es profesor en las Escuelas de Ingeniería de Ira A. Fulton, explicó que:
«El sentido común dicta que debemos abandonar estos químicos y evitar el empleo innecesario de antimicrobianos o recurrir a alternativas más seguras, si fuere necesario” .
Es difícil eliminarlos por la incompetencia de los organismos reguladores, la agresiva industria química y el conformismo de la gente
La realidad es que
deshacerse de los productos químicos que pueden resultar peligrosos es una ardua tarea, mucho más complicada que introducirlos en un primer momento, simplemente porque la gente está acostumbrada a ellos.
El problema radica en que, a menudo,
los organismos reguladores no examinan adecuadamente la seguridad de los productos químicos que van a llegar al mercado, desde su punto de producción hasta el final de su vida útil.
La interrupción del uso de estas sustancias químicas nocivas también se enfrenta a
enormes obstáculos, desde los agresivos lobbys de la industria quimica, hasta la falta de fondos para llevar a cabo análisis de seguridad científica definitivos.
Una vez que estos productos se han implantado en la sociedad,
su legado químico puede persistir en el Medio Ambiente durante décadas, incluso después de su descontinuación formal y su desaparición del mercado de consumo.
Peor el remedio que la enfermedad
Si bien los efectos sobre la salud humana del triclosán y el triclocarbano apenas empiezan a ser apreciados, su impacto adverso sobre el Medio Ambiente, particularmente sobre las plantas y animales acuáticos está más que demostrado.
El Triclosan suele aparecer en productos de cuidado personal, que fluyen por el desagüe después de su uso y debido a su química particular, que es altamente resistente a la degradación natural, afectan directamente al Medio Ambiente. Pero
cuando estos antimicrobianos se descomponen, los resultados a menudo son peores, ya que se producen subproductos profundamente tóxicos, incluyendo dioxinas, cloroformo y anilinas cloradas.
Además, la denominación “antimicrobiano” es engañosa, porque
los productos químicos dañan a las aves marinas, peces y mamíferos marinos y son realmente más tóxicos para las algas y la vida acuática, que para los microorganismos a los que se supone deben eliminar.
La Declaración de Florencia sienta las bases para
un amplio replanteamiento de los efectos de los productos químicos sobre la salud humana y el Medio Ambiente, al tiempo que llama la atención sobre las deficiencias de los actuales esfuerzos reguladores.
Las conclusiones de la Declaración de Florencia señalan que el triclosán y el triclocarban tienen algo de fábula: en el futuro,
los productos químicos producidos y utilizados masivamente deben estar sujetos a un escrutinio científico mucho más estricto, para que los humanos eviten ser víctimas de sus propias creaciones.
NOTICIA: ecoticias.com FUENTE: Environmental Health Perspectives. Junio, 2017.