Una investigación de imágenes cerebrales del Centro para la Adicción y la Salud Mental (CAMH) de Canadá muestra que
el cerebro se altera después de años de depresión persistente, lo que sugiere la necesidad de cambiar la forma en que pensamos sobre la depresión a medida que avanza.
El estudio, dirigido por Jeff Meyer se publica en The Lancet Psychiatry y que
las personas con periodos más largos de depresión no tratada, más de una década, tuvieron significativamente más inflamación cerebral
en comparación con aquellos con menos de diez años de depresión no tratada.
El PET (Tomografía por Emisión de Positrones) evidencia la inflamación cerebral en la depresión clínica
En un estudio anterior,
el equipo de Meyer descubrió la primera evidencia definitiva de inflamación cerebral en la depresión clínica [o mayor].
Este nuevo estudio proporciona
la primera evidencia biológica de grandes cambios cerebrales en la depresión de larga duración,
lo que sugiere que es una etapa diferente de la enfermedad que necesita distintas terapias, la misma perspectiva que se toma para las etapas tempranas y posteriores de la enfermedad de Alzheimer, según este investigador.
Una mayor inflamación en el cerebro es una respuesta común en las enfermedades cerebrales degenerativas a medida que avanzan, como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson»,
recuerda Meyer.
Aunque no se considera la depresión una enfermedad cerebral degenerativa,
el cambio en la inflamación muestra que, para aquellos en quienes la depresión persiste, puede ser progresiva y no estática.
Sin embargo, independientemente de cuánto tiempo haya estado enferma una persona, el trastorno depresivo mayor se trata principalmente con el mismo enfoque.
Algunas personas pueden tener un par de episodios de depresión en unos pocos años, mientras otros pueden sufrir episodios persistentes durante más de una década con síntomas que empeoran y dificultad creciente para ir a trabajar o llevar a cabo actividades de rutina.
Las opciones de tratamiento para esta etapa posterior de la patología, como los medicamentos dirigidos a la inflamación, están siendo investigados por Meyer y otros expertos.
Se propone combatir la depresión con los mismos medicamentos que se usan para la inflamación en otras enfermedades
Esto incluye volver a proponer
que se empleen los medicamentos actuales, diseñados para la inflamación en otras enfermedades, para el trastorno depresivo mayor.
En el estudio,
se midió la inflamación cerebral utilizando un tipo de imagen cerebral llamada tomografía por emisión de positrones (PET).
Las células inmunitarias del cerebro, conocidas como microglía, están involucradas en la respuesta inflamatoria normal del cerebro al trauma o la lesión, pero
demasiada inflamación se asocia con otros trastornos degenerativos y depresión.
Cuando se activan las microglías, producen más proteína translocadora (TSPO),
un marcador de inflamación que se puede observar mediante imágenes PET.
El estudio involucró a 25 personas con más de diez años de depresión, 25 con menos de diez años de enfermedad y 30 personas sin depresión como grupo de comparación.
Los niveles de TSPO fueron aproximadamente un 30% más altos en diferentes regiones cerebrales entre aquellos con depresión no tratada de larga duración
frente a quienes sufren periodos más cortos de depresión no tratada.
El grupo con depresión a largo plazo también tuvo niveles más altos de TSPO que aquellos sin depresión.
El doctor Meyer también subraya que, en los estudios de tratamiento, los pacientes con depresión grave de larga duración tienden a ser excluidos, por lo que
hay una falta de pruebas sobre cómo tratar esta etapa de la enfermedad, que, a su juicio, debe abordarse.
FUENTE: © univadis.org REFERENCIAS: The Lancet Psychiatry, 26 de febrero de 2018.