Los seres humanos emiten más de 250.000 millones de toneladas de sustancias químicas al año, en una avalancha tóxica que está dañando a la gente y la vida en todas partes del planeta.
«La Tierra, y toda la vida en ella, está saturándose de sustancias químicas hechas por el hombre en un evento diferente a cualquier cosa en la historia entera del planeta», dice Julian Cribb, comunicador científico y autor de «Sobrevivir al Siglo XXI».
Y añade:
Cada momento de nuestras vidas nos exponemos a miles de estas sustancias que entran en nuestros cuerpos con cada respiración, comida o bebida que tomamos, las ropas y cosméticos que usamos, las cosas que encontramos todos los días en nuestros hogares, lugares de trabajo y viajes».
Cribb –que en su cuenta de Twitter resume la situación diciendo: ‘La Tierra es ahora un planeta envenenado’–, dice que
el envenenamiento del planeta a través de las emisiones químicas hechas por el hombre es probablemente el mayor impacto humano, y el que menos se entiende o se regula.
Es uno de los diez principales riesgos existenciales que ahora afronta la humanidad,
describe en ‘Surviving the 21st Century’.
«La Agencia Europea de Sustancias Químicas estima que existen más de 144.000 productos químicos artificiales.
El Departamento de Salud de los Estados Unidos estima que 2.000 nuevos productos químicos se están liberando cada año.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que la mayoría de estos nunca han sido seleccionados para examinar su seguridad», dice.
La Organización Mundial de la Salud estima que 12 millones de personas, una de cada cuatro, mueren cada año por enfermedades causadas por la contaminación del agua y del suelo, la exposición química, el cambio climático y la radiación ultravioleta.
Ejemplos de la avalancha tóxica incluyen:
-Productos químicos manufacturados: 30 millones de toneladas al año.
-Contaminación plástica de los océanos: 8mt / año.
-Residuos peligrosos: 400 mt / año.
-Carbón, petróleo, gas, etc.: 15 gigatoneladas (mil millones de toneladas) al año.
-Suelo perdido: 75 Gt / año.
-Metales y materiales: 75 Gt / año.
-Minería y desechos minerales: <200 Gt / año.
-Agua (principalmente contaminada con los residuos anteriores): 9.000 millones de toneladas al año.
«Las toxinas industriales se encuentran ahora rutinariamente en los recién nacidos, en la leche materna, en la cadena alimentaria, en el agua potable doméstica en todo el mundo y se han detectado desde el pico del Monte Everest (donde la nieve está tan contaminada que no valdría para agua potable) hasta las profundidades de los océanos, desde el corazón de nuestras ciudades hasta las islas más remotas».
Y argumenta:
El mercurio que se encuentra en los peces que comemos y en los osos polares en el Ártico, es consecuencia de la quema de carbón y aumenta cada año. Hay una preocupación mundial por la muerte de las abejas de los pesticidas agrícolas y el posible impacto en el suministro mundial de alimentos, así como en toda la vida de los insectos – y en las aves, ranas y peces que a su vez dependen de los insectos».
Cribb dice que un aspecto de la contaminación química ignorado por los gobiernos y las corporaciones es que las sustancias químicas actúan en combinación, se producen en mezclas y sufren cambios constantes.
Un producto químico dado puede no concentrase en cantidades tóxicas en un lugar; pero, combinado con miles de otras sustancias químicas, puede contribuir a un riesgo mucho mayor a la salud y seguridad de toda la población y el medio ambiente».
La ciencia médica vincula cada vez más problemas como la obesidad, los cánceres, las enfermedades del corazón y los trastornos cerebrales como el autismo, el TDAH y la depresión, al creciente volumen de sustancias tóxicas a las que los seres humanos están expuestos diariamente.
«A pesar de los intentos de regular el uso de químicos, sólo 21 de las 144.000 sustancias químicas han sido prohibidas, en países como Estados Unidos, aparentemente están en marcha para revertir la regulación química, exponiendo a la población a riesgos de salud cada vez mayores».
Cribb dice que
las soluciones a la amenaza de envenenamiento global existen, pero requieren la cooperación de consumidores, gobierno e industria en todo el mundo.
Y añade:
Primero, necesitamos un nuevo Derecho Humano, un derecho a no ser envenenado; sin tal derecho, nunca habrá un día en la historia cuando los seres humanos estén libres de venenos artificiales.
En segundo lugar, necesitamos una alianza mundial de consumidores que rechacen los productos tóxicos o los productos hechos con procesos tóxicos, y den a la industria el incentivo económico para cambiar a la ‘química verde’ y otros sistemas más seguros».
FUENTE: Ecoticias.com FECHA: 09/02/2017.