El coronavirus se extiende con rapidez por el globo y es probable que la Organización Mundial de la Salud declare la pandemia, no por la gravedad de la infección sino porque cada vez hay más países afectados.
¿Hay motivos para alarmarse por una enfermedad que mata menos que la gripe convencional? He aquí ocho razones con aval científico para no entrar en pánico.
1. Los coronavirus causan habitualmente enfermedades leves
De manera habitual, en los hospitales del sistema público de salud, se diagnostican coronavirus humanos que originan habitualmente enfermedades respiratorias y generalmente son leves.
2. No es la primera amenaza desconocida
En las dos últimas décadas los profesionales sanitarios hemos acumulado conocimiento por la aparición de nuevos agentes víricos. El SARS en 2002 surgió por un nuevo coronavirus que se originó también en China. Se registraron algo más de ocho mil casos en el planeta, con una letalidad cercana al 10%. Este brote se extinguió y actualmente no tiene actividad. En 2012 se describió en Arabia Saudita el Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio originado por otro agente zoonótico (MERS-CoV), que persiste en la actualidad. Su letalidad, cercana al 35 %, le impide «progresar» con eficiencia entre seres humanos. Otros virus descritos en el siglo XXI son bocavirus, nuevos enterovirus, y metapneumovirus a los que cabe añadir los más conocidos: los virus de la gripe aviar, virus de la gripe A H1N1 pandémico del 2009 así como diferentes linajes de virus de la gripe B.
En un tiempo breve se ha logrado secuenciar y se han diseñado métodos de diagnóstico genómico frente al Covid-19. Según datos epidemiológicos y clínicos, este virus en un 80% de las personas ocasiona un cuadro leve, parecido a un catarro común.
4. Puede cursar sin síntomas
La experiencia acumulada en la actualidad en el mundo indica que este virus puede cursar sin ningún síntoma y circular entre individuos sanos.
5. La mortalidad es del 2 por ciento
En ocasiones y en circunstancias de daño pulmonar previo o en personas con alteraciones de su sistema de defensas, enfermedades concomitantes o de edad avanzada puede, como otras infecciones víricas, evolucionar mal y, según los datos disponibles, provocar una mortalidad general que oscila entre el 0.7 % al 2 %. La letalidad puede incrementarse entre ancianos. Aún no se conocen los factores que favorecen la mala evolución del virus en estas personas pero sin duda se esclarecerán con prontitud.
6. La gripe mata más cada año
Otros virus e infecciones respiratorias causan muchas más muertes y «carga de enfermedad» y no generan impacto mediático desorbitado. A modo de ejemplo, en España, durante la última temporada de la que disponemos datos el número de fallecimientos relacionados con la gripe se aproximó a 6.300. Lo cual supone que en temporada gripal (que convencionalmete se extiende entre el 1 de octubre y el 31 de marzo) fallecieron 35 personas al día por causas asociadas a los virus de la gripe. En ningún caso se han ido narrando de modo singularizado, en tiempo real, por los medios de comunicación, como ocurre con el coronavirus actual.
7. Una sanidad preparada
Nuestro Sistema Público de Salud dispone de instrumentos y métodos racionales para diagnosticar y tratar los posibles casos, que, como otras infecciones víricas, son manejados habitualmente por los profesionales. Las medidas habituales de prevención como en cualquier otra infección de transmisión por vía aérea como el lavado de manos frecuente o evitar dispersar gotas al toser resultan altamente eficientes.
8. La investigación avanza
Existen medios para otorgar soporte a los casos más severos. Otro argumento tranquilizador reside en que los grupos de investigación básica y aplicada de todo el planeta trabajan intensamente para esclarecer algunas cuestiones relativas a su difusión, tratamiento y prevención
AUTOR: Dr. José María Eirós. Catedrático de Microbiología y director del Centro Nacional de Gripe. FUENTE: abc.es