Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han publicado dos estudios en los que han detectado la presencia de microplásticos en los organismos de varias especies de «interés comercial» de las costas españolas como pintarrojas, merluzas, salmonetes y bogas.
En primer estudio, publicado en la revista científica ‘Marine Pollution Bulletin’,
científicos de los centros oceanográficos de Murcia y de Vigo tomaron muestras de 72 pintarrojas, 12 merluzas y 128 salmonetes a lo largo de toda la costa peninsular y se encontraron microplásticos en 37 de ellos. Según explica el trabajo, esto supone una proporción de casi uno de cada seis peces.
Por otro lado, el estudio revela que
la abundancia de plásticos en los organismos de los peces es mayor en el Mediterráneo y que tiene especial incidencia en los salmonetes capturados cerca de Barcelona. Asimismo, afirma que hay una especial presencia de microplásticos en las pintarrojas del Golfo de Cádiz y del Cantábrico.
Asimismo, para justificar la elección de estos peces, los investigadores aseguran que suelen usarse como bioindicadores en el programa nacional de seguimiento de la contaminación marina.
Por su parte, en el segundo estudio, publicado en la revista ‘Environmental Pollution’, las investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares Salud Deudero y Carmen Alomar han informado de la elevada presencia de microplásticos en el trato gastrointestinal de la boga.
En este sentido, el estudio muestra que casi el 70 por ciento de las bogas tienen fibras de polímeros de plástico menores a 5 milímetros en sus estómagos. Del mismo modo, destaca que el plástico constituye entre el 42 por ciento y el 80 por ciento de las presas ingeridas por las bogas recogidas en zonas costeras de Mallorca e Ibiza.
«Los resultados son importantes y proporcionan evidencia adicional de la presencia de estos microplásticos en el medio marino, pudiendo ser ingeridos por la biota –conjunto de organismos en una zona– y transferidos en las redes tróficas», señalan los autores.
Finalmente, el investigador y autor del primer artículo, Juan Bellas, ha comentado que aunque no existen evidencias de efectos negativos del problema sobre la salud humana, «sería conveniente estudiarlo».
FUENTE: ecoticias.com. ep, 23 de septiembre de 2016.