El modelo de agricultura industrial nos está llevando a un callejón sin salida y, lamentablemente, la decisión de ayer de la UE de renovar la autorización del glifosato por cinco años sigue alentando dicho modelo.
Son malas noticias, porque
ayer se concedió una nueva licencia para contaminar con total impunidad el medio ambiente, nuestros alimentos y nuestras vidas.
Más aún cuando
se tomó esta decisión ignorando las advertencias de científicos independientes, las demandas del Parlamento Europeo, a más de 1,3 millones de personas y en España a más de 150 organizaciones que pidieron al Gobierno que votase a favor de la prohibición de este peligroso herbicida.
Los ecologistas tenemos la tendencia a ser personas optimistas, pacientes y persistentes y… el tiempo siempre nos ha dado la razón. Hoy, viendo desde la distancia la decisión de ayer, no todo son malas noticias en la renovación del glifosato y podemos ver el vaso medio lleno.
En primer lugar, la propuesta inicial de la Comisión Europea era para renovar la autorización por 15 años más. La decisión de ayer le concedió sólo un tercio de ese tiempo, cinco años. Esto significa que al menos dentro de cinco años, y no 15, el glifosato tendrá de pasar por una nueva evaluación de riesgo.
Ojalá que en este período de tiempo se mejore exponencialmente la evaluación de riesgo de las sustancias químicas como el glifosato y que solo se base en informes independientes y públicos.
Esta es la segunda demanda de la Iniciativa Ciudadana Europea firmada por más de 1,3 millones de personas en la UE.
Francia e Italia no temen las demandas judiciales y se oponen a la propuesta de la Comisión Europea
En segundo lugar,
esta decisión ha generado un revulsivo en los países que no apoyaban la propuesta de la Comisión y que ponen por delante la salud pública y el medio ambiente y no los intereses de las grandes corporaciones y tampoco temen las amenazas de demandas judiciales.
Así, en menos de 12 horas, Francia ya anunció que prohibirá totalmente el glifosato, como mucho, en tres años; e Italia ha seguido sus pasos y ha afirmado que en 2020 no se utilizará nada de glifosato en el país.
Tenemos la esperanza de que más países se sumarán.
Ya va siendo hora de que alimentar a la población vaya de la mano con el cuidado del planeta
Por último, el mismísimo director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), José Graziano da Silva, decía ayer, en otro ámbito, que hay un “nuevo paradigma” para la agricultura y la alimentación y que no es el de un modelo de “uso intensivo de insumos”, como el que se alimenta del glifosato, otros plaguicidas químicos y fertilizantes sintéticos, sino “intensivo en conocimiento”.
Además, decía muy explícitamente que la producción alimentaria ha aumentado en las últimas décadas, “pero con un elevado coste para el medio ambiente, generando deforestación, escasez de agua, agotamiento del suelo y altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero” ;
y que a partir de ahora, subrayó “alimentar a la población debe ir de la mano con cuidar el planeta”.
Esperemos que estos cinco años sirvan para construir la tan necesaria y urgente transición hacia un modelo que se fundamenta en la agroecología. ¡Seguimos!
Porque desde luego en Greenpeace no vamos a bajar los brazos y seguiremos trabajando activamente en la construcción de un futuro mejor.
FUENTE: Greenpace, 28 de noviembre de 2017. AUTOR: Lluís Ferreirim.